lunes, 11 de abril de 2011

Back to school

Hello, good afternoon!

Ese fue el inicio de una nueva vida. Cuantas caras pequeñas y asustadas. Sonrisas sin dientes, manos llenas de tinta y colores, uniformes sucios, mochilas en el piso.

Entre de nuevo en una escuela, como aquella, la de primaria a la que fui hace ya muchos años atrás. En ese entonces, las aulas me parecían enormes, las paredes altísimas, los patios interminables y llenos de escondites. Pero mirándolas ahora, las escuelas no son tan grandes como parecen cuando uno es un niño. Cuando uno se sentaba en una sillita, mirando un gran pizarrón y en frente el maestro/profesor... y ahora ese soy yo. Que raro... ¿Cómo llegué a esto?

Todo fue apareciendo de la nada y como si estuviese predestinado, se fue dando para que prontamente y luego de haber dejado el "fantástico mundo de la publicidad" estuviera frente a un grupo de niños con la hermosa obligación de enseñar.

Me presento, y les dejo el turno a ellos. Escucho voces tímidas (solo por ahora) alguna risa, y mucha charla por el fondo. Parece que esas cosas no cambian afortunadamente.

Ok let´s do something!

Un par de ejercicios y recreo. WOW QUE QUILOMBO! Cuando se es chico no se tiene conciencia de nada, creo que en 15 minutos, ví unos 100 posibles accidentes, golpes, caídas y nada. Los pibes son irrompibles de chicos, o por lo menso la energía tiene igual dósis de fortuna en cada juego.

Let´s go back, come on!

De nuevo en el aula. OK vamos a hacer un juego. A nadie le gusta perder... en eso los chicos son iguales a los adultos. Algunos se ponen contentos y otros se enojan. Hora de irse. A guardar! Borrando el pizarrón vuela polvo de tiza por todos lados. Beeeeeeello.

Ya en casa. Estoy muerto, agotado, como si hubiese corrido hasta el más allá. El bolso está lleno de tiza. Que bueno! Mañana sigo juntando.

Until tomorrow.
Mr. Maxi.