viernes, 9 de julio de 2010

Desaparecidos

Una situación, de por sí particular, me lleva al titular con el que he decidio encabezar esta nota.

Estoy leyendo un libro biográfico de Jorge Rafael Videla (disculpen mi vocabulario, pero es necesario por lo menos para que sepan de que hijo de puta estoy hablando). Un libro muy interesante que describe, de una forma tanto fascinante como espeluznante, cómo es que una persona puede creer que las peores atrosidades cometidas, realmente están bien hechas ya que son en pos de "salvar y proteger a la patria de los subversivos".

Es más que claro, que si nos referimos a este nefasto período, enseguida estamos evocando a los desaparecidos. En una muy conocida nota Videla dice "los desaparecidos no son nada, son una incógnita" y también dice "El desaparecido no está ni muerto, ni vivo. Está desaparecido".

Sin embargo, yo creo que una de las mayores estupideces de ese horroros gobierno militar fue creer que con solo hacer desaparecer a los "subversivos" iban a hacer que los demás no se dieran cuenta de lo que pasaba, o hacer que los olviden, o hacer que los demás no siguieran defendiendo sus ideas y forma de pensar.

¡Por dios! ¿Qué idiota puede pensar así? ¿Cómo van a creer eso?

Pensemos. Si tengo algo que quiero, estimo, defiendo y me interesa. Si eso simplemente desaparece ¿Cuánto puedo tardar en darme cuenta que me ha desaparecido? Todo depende, claro está, de la importancia que eso tenga para mí, que eso tenga en mi vida. Si a una familia, le desaparece un: hijo/a, padre, madre, hermano/a, primo/a, sobrino/a, esposo/a, novio/a, amigo/a, etc. ¿Cuánto tardarían en darse cuenta que no está?

Si no lo ven como lo hacían habitualmente y no saben donde está o por qué no se contacta con alguien, ¿Que harían? Suponiendo que fuera una mujer, la empiezan a buscar, tratan de contactarse con ella, llaman por teléfono, la van a buscar a su casa, a su trabajo, preguntan por ella a conocidos y amigos, van por los lugares que usualmente se encuentra, en fin, la buscan. Y la siguen buscando, y piensan en ella. Y no la tienen a su lado, no está.

¿Entonces? Arrancamos con las hipótesis, comienzan a pensar en que fue lo último que dijeron o lo último que hablaron, donde la vieron. ¿Estará enojada? ¡Oh no! ¿Le habrá pasado algo? ¿Dondé está? La necesito, la quiero ver, quiero saber que está bien, que no le pasa nada. Si está enojada por algo, tendremos que hablar pero se puede arreglar seguramente, y si no se puede... bueno mejor es saber que está bien primero y después veremos como se sigue.

¡Que situación dramática debe ser darse cuenta que alguien ha desaparecido! Me pone nervioso el solo hecho de escribir esto. Aunque seguramente, esto o algo parecido, a muchos de nosotros nos pasó alguna vez. Y si no te pasó, no es tan difícil imaginar que se debe sentir.

Con todo esto, llego a la otra parte de la historia.

¿Cómo es que alguien puede pensar que esta bien desaparecer de la vida de otro así porque sí? ¿Cómo cree que realmente puede hacerle bien?

Desaparecer: 1. Ocultar, quitar de la vista con presteza.
2. Dejar de existir.

Si alguien que yo quiero, estimo, aprecio y me interesa, desaparece de mi vida. Experimento muchas de las cosas que describí arriba. ¿Me puede poner bien pensar que no estás o estes ocultándote? ¿Me puede hacer bien que de repente dejes de existir?

Videla y los desaparecidos